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lunes, 13 de agosto de 2012

A tiempo.

Un día como hoy, con tanto agobio, con tantas cosas por hacer que incluso me faltan horas, él tiene que venir a mi cabeza. Nunca hemos tenido nada, pero tampoco me había enamorado así de alguien, mucho menos de alguien como él. Sólo me vienen a la cabeza algunos fragmentos de tiempo, cuando me miraba fijamente, cuando sonreía por una tontería mía, o cuando se enfadaba por cualquier absurdez. No puedo soportar pensar que esos momentos no se repetirán, que el destino no nos volverá a cruzar como nos cruzó con tanta casualidad. Esa sensación de seguridad y comodidad sólo lo había sentido a su lado, y quiero estar así por mucho tiempo. Parece que lo hizo a drede, ilusionar día si y día no, con sus detalles, con su forma de ser y su carisma; al igual que me intrigaba con su seriedad y su honestidad. Me he hecho a la idea de que nunca volveré a conocer nadie como él y me duele, es tan sumamente perfecto, quizás no para los demás, quizás no para la mayoría, pero para mi era ideal. Su físico no era lo más de lo más, pero para mi era el chico con el mejor pelo, los ojos más bonitos, la nariz más adorable y la sonrisa más perfecta. Quiero, es más, deseo volver a verlo y no solo eso, quiero volver a sentarme a su lado y revivir esos y más momentos. No es una ilusión, sé que algo ha tenido que pensar de mi, sé que me ha tenido en cuenta, tal vez no cómo yo quisiera, pero sé que algo he significado para él. Esas cosas que me decía, tan insignificantes como importantes, esa manera en la que me miraba y en la que me sonreía. Esa forma tan particular de tratarme solo la tenía conmigo, con los demás era simple colegueo y buena onda, y por ello me sentía tan especial. Parecíamos algo más, algo nunca nombrado, algo ni siquiera probado, pero al menos por mi parte yo sentía demasiada tensión con él. En verdad, una parte de mi dice que me lanze, que tal vez me comprenda y si no quiere nada, que es lo más probable, al menos me respetaría y no se burlará de mí por quién soy. Otra parte de mí, la más potente, piensa que si se lo digo será la persona más ruín del mundo, se lo contará a los que me conocen y todos juntos se reirán de mí. Ese es mi gran temor, el miedo a que esa persona, mi persona especial, cambie por lo que siento por él, conviertiéndose en una gran mentira su perfecta fachada.