Creo que no me equivoco si afirmo que cuando los problemas te los quedas para ti, luego es mucho más difícil de superarlos. Es por eso que decidí contarle a la que sin duda considero ahora mismo mi mejor amiga, toda mi historia, todo por lo que he pasado, cómo me ha afectado y cómo he por fin atravesado esa tormenta de pensamientos que han pasado por mi cabeza durante dos años.
Todo en la vida esta predestinado a tener un fin, incluso el fin de algunas cosas es simplemente llegar al final, las relaciones, los rollos, las amistades, tanto lo bueno como lo malo acaban terminando. A veces solo nos fijamos que al tirar la moneda no nos ha salido cruz, pero nunca apreciamos la de oportunidades que tenemos al habernos tocado cara, aprovecha el momento, y si las cosas no van bien, vuelve a tirar, seguro que tarde o temprano sale el premio que deseas.
Sin duda no nos gusta cómo acaban algunas historias que parecían tener final feliz, pero ese recuerdo, esos instantes imborrables los tendrás en tu cabeza durante toda tu vida, y deberías sonreír sólo por haber vivido tu propia película. De hecho, yo estoy aprendiendo a sonreír.
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