Y es que hablo de esto porque esos clavos quieras o no acaban apareciendo por arte del destino, un destino un poco caprichoso que te tienta y tú como simple pieza de su juego caes.
Ese clavo no tuve ni que encontrármelo, ya lo tenía a mi lado desde hace un tiempo, y es que era cuestión de tiempo que me parara a mirarla con esos ojazos verdes, poco a poco sentía más ganas de estar a su lado y era reconfortante saber que podía olvidar al "otro".
La cosa con la chica avanzó, y ahora los dos sabemos que tenemos demasiadas cosas en común como para que no haya nada, pero la conozco tanto que sé perfectamente lo que quiere, una relación sin ataduras, y a mi eso me viene perfecto.
Pero la duda siempre asoma, ¿paso página de una vez, o me aferro a un simple recuerdo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario